De ben segur que a molts de nosaltres el nom de Liv Arnesen no ens diu res en especial. Però Arnesen va aconseguir una fita més que remarcable: el 1994, Arnesen va ser la primera dona en arribar al Pol Sud, esquiant i sense suport. Al llibre Las niñas buenas no van al Polo Sur Arnesen ens relata els seus records de l’expedició, així com les seves vivències durant el procés de preparació de l’expedició.
Arnesen, Liv
Las niñas buenas no van al Polo Sur
Madrid: Interfolio, 2013
Són precisament aquestes vivències durant la preparació les que ofereixen un testimoni àcid i sagnant d’un fenomen que Arnesen va viure al seu moment: el masclisme als esports extrems. Val la pena que comentem aquests aspectes, perquè les dificultats que Arnesen va trobar van cristal·litzar en la visió de l’esportista de quina és la millor manera d’afrontar els nostres reptes.
Arnesen ens explica que la seva família la recorda com una nena “tranquila, algo despistada, decidida y considerablemente terca” (p. 23), amb una especial predilecció pels jocs a l’aire lliure:
Mis juegos eran a menudo distintos de los que suelen practicar las niñas buenas (p.23)
Amb aquesta filia per l’esport i l’acció, Arnesen no va trigar gaire a aficionar-se a la lectura dels relats dels grans exploradors polars del passat. No obstant això, Arnesen no es va decidir a posar en marxa la seva gran primera aventura, la travessa de Groenlàndia, fins quan ja comptava amb 39 anys. L’esportista recorda que la travessa de Groenlàndia en solitari feta per Carl Emil Petersen, quan aquest tenia 58 anys, va ser un revulsiu per a la seva vida: “tuve la sensación de ver la luz”, ens diu (p.28). Una emoció que en absolut va ser compartida per la seva parella de llavors, un record que per a Arnesen desperta una punyent reflexió:
Me pasé los días siguientes obsesionada con Groenlandia. Cuanto más interés mostraba por el proyecto, tanto más silencioso estaba mi compañero. A medida que iban pasando las semanas, comprendió que mi sueño se haría realidad y al poco me había quedado sola… una vez más. (p.29)
I continua:
No era nada nuevo. En mis relaciones anteriores, mi afición por las actividades extremas al aire libre y mi búsqueda de una vida independiente siempre habían supuesto un problema. A menudo mis actividades acababan constituyendo un elemento de competencia en la relación. Se aceptaba y, en cierto modo, parecía completamente legítimo que mis hombres experimentaran cosas emocionantes en su tiempo libre, pero cuando yo buscaba la misma emoción, lo veían como una competencia que disgustaba a la mayoría de ellos. Nunca pretendía arrebatarles las distancias ni las marcas, simplemente sentía que tenía el mismo derecho que ellos a intentarlo. Y el hecho de ser fuerte no era culpa mía. (p. 29)
Arnesen ens confessa que va provar de tindre el tipus de vida que moltes (masses) vegades s’espera de les dones: casar-se, tindre fills, crear una llar. Va sentir certa pressió, tant per part de la família com dels amics, però la seva realitat es va acabar imposant:
Siempre me ha entrado pánico en cuanto los días empezaban a parecerse demasiado unos a otros. Cuando tengo que repetir las mismas cosas una y otra vez tengo la sensación de entrar en un estado de “inercia” (p. 30)
Con frecuencia había un hombre en mi vida, pero en cuanto empezábamos a hablar de hijos y de matrimonio me entraba una sensación de claustrofobia que hacía que la relación se terminara. Me quedó claro que las relaciones de dependencia no eran lo mío. Todas esas bellas palabras sobre el “respeto al otro” y el “deseo de desarrollar la relación” funcionaban durante la primera fase, pero a menudo la vida cotidiana se convertía en otra cosa. (p. 30 -31)
Per a Arnesen, la situació de moltes dones al seu país, Noruega, no deixava de ser paradoxal: tot i que Noruega era un país pioner en la igualtat entre homes i dones, s’esperava de les dones que continuessin assumint els rols del passat. Potser, reflexiona Arnesen, l’actitud de les dones tingui quelcom a veure:
Quizá sea típico de nosotras las mujeres que esperamos una aceptación y respaldo total por parte de nuestro entorno cuando deseamos cumplir un sueño o realizarnos a nosotras mismas. Quizá seamos un poco cobardes y para llegar a la meta necesitemos los ánimos de quienes nos rodean. Los hombres son más autónomos en ese sentido. Cuando tienen un sueño y un plan, se mueven sin inhibiciones hacia la meta, con independencia del entorno. Sé, por ejemplo, que muchos hombres han llevado a cabo expediciones largas y extremas a pesar de que sus familias deseaban que pasaran las vacaciones de otra manera y abogaban por un modo muy distinto de disponer de los recursos comunes. (p. 31 – 32)
En aquesta línia de reflexió, l’esportista afirma que les millors expedicions que va poder dur a terme van coincidir amb períodes que no tenia cap relació (fins a la del Pol Sud), per la qual cosa es mostra convençuda d’un punt:
Afortunadamente llegué a entender que cuando la meta es lo bastante importante, la pérdida de un compañero no es lo peor que te puede pasar. (p. 32)
Arnesen va poder posar en marxa la seva expedició a Groenlàndia, que va resultar fallida en un primer intent. Arnesen i altres tres exploradores van haver d’abandonar la travessa a causa de problemes climàtics i a l’equip, pràcticament obligades per les autoritats:
Por lo visto, un día que estaba bastante achispado, el comisario dijo en el bar que pensaba “sacar a esas mujerzuelas del glaciar”. No tenía ningún derecho a hacer lo que hizo. (p. 37)
La segona expedició a Groenlàndia, portada a terme per Arnesen i l’exploradora Julie Maske, va resultar un triomf. I només tres setmanes després de tornar a casa es va produir una altra notícia que canviaria la vida d’Arnesen: Erling Kagge va iniciar la seva travessa del Pol Sud, la que la convertiria en el primer home a aconseguir aquesta fita en solitari. Arnesen no va trigar a expressar el seu desig de provar aquesta nova aventura, i aquesta vegada comptava amb el suport sincer d’Einar, el seu company:
Para mí, aquella era una actitud completamente nueva en un hombre y no se puede decir que debilitara mis sentimientos hacia él, todo lo contrario. Por primera vez estaba con alguien que no se metía conmigo por haber escogido una vida fuera de lo normal. (p. 48)
Després d’una aventura a l’Himàlaia, Arnesen va tornar a casa decidida a portar a terme el seu projecte del Pol Sud. Però, per aconseguir-ho, necessitava patrocinadors. De nou, el procés va resultar més complicat del que ho hauria estat ja de per si:
No necesité atender demasiadas reuniones para sacar la impresión de que la mayoría consideraba que había algo muy artificial en el hecho de que una mujer quisiera someterse voluntariamente a cincuenta días de soledad en un páramo de hielo. Cuando entendían que iba a arrastrar un trineo de cien kilos, me estudiaban por encima del escritorio y llegaban a la conclusión de que era una soñadora poco realista. (p. 58)
De nou, per a Arnesen la situació que estava vivint era paradoxal, donat que se suposava que Noruega era un país avançat en aquest aspecte:
[…] pensaba que los empresarios actuales eran más tolerantes y abiertos. En Noruega hemos tenido una Presidente del Gobierno, hay muchas ministras y políticas, hay mujeres en el ejército y en casi todas las profesiones. El mundo de los negocios cree en las mujeres y apuesta por ellas, ¿no era así la cosa? (p. 59)
La (desagradable) sorpresa va ser doble en el cas de les dones empresàries:
Conseguí acceder a algunos ejecutivos de alto nivel, pero también ellos me rechazaron sin contemplaciones. Incluso muchas de las ejecutivas usaron a sus secretarios y otros empleados como escudo de modo que me fue imposible acceder a ellas. Me di cuenta de que planear un viaje al Polo Sur era meter los pies en el tiesto de los hombres. Las chicas no van al polo Sur y, desde luego, no van solas. (p. 59)
Tot i això, Arnesen no es va deixar acovardir, i amb coratge, constància i habilitat per a vendre el seu projecte, va aconseguir engegar l’aventura de la seva vida. El seu èxit desperta altre dels moments més destacables de l’obra, quan Arnesen dedica unes pàgines a reflexionar sobre què és allò que ens empeny per a aconseguir els nostres somnis. I la resposta és complexa, com no podia ser d’una altra manera: des de factors genètics fins a una xarxa de suport, tot sembla sumar:
En cada época, las persones han tenido maneras distintas de usar su creatividad y su energía. Los que no somos artistas, buscamos otros modos de hacer algo creativo en la vida. Qué hacemos y qué nos impulsa a ello, varía tanto como varían las personas.
El que finalmente consiguiera partir se debió a una combinación de mi educación, mis influencias, mis elecciones de modo de vida, mi red social de adulta y mi viejo sueño del polo Sur, con el hecho de que me gustaran los viajes largos y la presión física y psíquica, y de que me encanta esquiar.
El deseo de ir al polo Sur no es un impulso que sientes de pronto. Se trata de un proceso, y es bien largo. […] Para que un viaje como este llegue a buen puerto, tienes que tenerlo en mente y elaborarlo durante años. (p. 87)
Un missatge, el del treball dur, que resulta molt convenient en aquests temps d’immediatesa, en els que no manquen els missatges que ens diuen que per aconseguir allò que volem només cal desitjar-ho, temps en els que els perills de la psicologia positiva també són arreu. Arnesen expressa aquestes idees de manera molt clara ja al primer capítol del llibre:
El camino del sueño a la meta puede en principio parecer sencillo. La mayoría de las persones visualizan o sueñan despiertas en su vida cotidiana. […] Pero no basta con visualizar, para producir un verdadero cambio o llevar a cabo un plan especial se precisa algo más. Para alcanzar la meta, lo primero que necesitamos es un plan y además debemos ser conscientes de que siempre que apostamos por algo, tenemos que estar dispuestos a renunciar a alguna otra cosa. (p. 19)
Un camí del somni a la meta que pot ser especialment complicat per a les dones:
[…] tenemos que asumir que no siempre podemos contentar a todo el mundo. Hacer algo hasta el final, a menudo implica dejar de hacer alguna otra cosa y puede que por el camino tengamos que traicionar algo o a alguien. Esto es un problema para muchas chicas. Sin embargo yo soy de la opinión de que la mayor traición es la que nos hacemos a nosotros mismos cuando ignoramos las capacidades y los talentos que tenemos. Es importante respetarse a sí mismo tanto como se respeta a los demás. Si vives con la sensación de estar continuamente haciendo concesiones, acaba resultándote difícil ser algo para los demás. (p. 19)
Las niñas buenas no van al Polo Sur és una lectura amena, àgil, el relat d’una aventura que no va ser gens tràgica gràcies a l’excel·lent preparació de Liv Arnesen, però que segur et farà reflexionar sobre aspectes socials punyents…, i per què no, et despertarà les ganes de viure una aventura (potser no tan extrema) a la natura.
Si us heu quedat amb ganes de saber més sobre el que Liv Arnesen ens pot dir sobre fer realitat les nostres fites, podeu veure aquesta xerrada que Arnesen va oferir a una de les afamades TED Talks.
1 Comment
Hace unos dias días descubri el velocirepte y me parece una idea estupenda para incitar a ampliar nuestros horizontes y descubrir nuevas temáticas y autores. Ya tengo en mis manos el libro de Liv Arnesen y estoy deseando empezarlo. Muchas gracias por fomentar la diversidad en la lectura.